5 – OCTUBRE

Matutina: Salmo 142

Meridiana: Salmo 75

Vespertina: Salmo 27

DESDE LA CUEVA

El Salmo 142 nos presenta al suplicante David clamando por la protección divina desde la oscuridad de una cueva.

Allí mientras depende solamente de la misericordia de Dios compone una de las más bellas canciones que muestran su confianza en Él.

Es lamentable que este mismo hombre, un tiempo después, olvidara todo esto y cediera a la tentación, sin tener en cuenta que podía hacer uso de este mismo medio efectivo para pedir socorro.

Esta lección nos hace entender una realidad indiscutible en la naturaleza caída del hombre; nos es más fácil acordarnos de Dios y de su presencia cuando estamos en apuros que cuando estamos en paz. Es más común clamar en medio del dolor o la desesperación que cultivar una relación íntima con Él solo por lo que Él es. Las cuevas de nuestra necesidad han escuchado más oraciones que cualquier otro lugar.

Es en las cavernas de la desesperación donde el alma clama con más intensidad e insistencia que lo que está dispuesta a hacer desde el palacio de la tranquilidad. Tengamos presente al Señor en la felicidad y en la angustia. El Señor debe ser nuestro primer pensamiento tanto en el gozo como en el llanto.

-Rolando Madruga

Señor, eres tu mi gozo en la bendición y el consuelo en mi tribulación.