1 – NOVIEMBRE
Matutina: Juan 15:25
Meridiana: Salmo 57
Vespertina: Eclesiastés 9:5
FLORES DE PAPEL
Me encontraba de paso en Nicoya, un alegre pueblo de la provincia de Guanacaste, en la República de Costa Rica. Era el “día de los fieles difuntos”, en ese país. Un desfile interminable de personas humildes, de todas las edades, pasaban junto a mí rumbo al cementerio. Todas llevaban flores en ramos y en forma de coronas. Muchas de esas coronas eran de papel…
Al contemplarlos en su larga peregrinación, pensé en el torpe legado de supersticiones que nos han dejado los instructores religiosos que vinieron a América con Cristóbal Colón, hace varios siglos. ¡Cuántas cosas absurdas estos señores enseñaron (y siguen enseñando) al pueblo, sin tener respaldo en la Santa Biblia! ¡Cuánta mentira se nos ha enseñado en el asunto de los muertos!
Sin embargo, la doctrina de Cristo nos trae la gran solución al difícil problema que crea la muerte, y nos habla con claridad sobre el cese definitivo de la vida. Jesús nos dice: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”. Juan 11:25. La dulce esperanza de la resurrección en el día final, es para los fieles, lo más glorioso de la doctrina de Cristo.
Cierto es que, como dijo Amado Nervo en sus versos, “no todos los muertos contemplan a Dios”. Tampoco el hecho de llevarles flores, encenderles velas, “novenarios”, oraciones, etc., les proporcionará dicha o les librará del tormento, pues, según la Biblia, “los muertos nada saben”. Eclesiastés 9:5.
Habrá gloriosa resurrección, sublime y eterno despertar para los que, en vida, sepan guardar los mandamientos de Dios.
-Luis Cruz Lara
Para aquellos que renuncien al pecado para caminar con Cristo,
sostenidos por su gracia salvadora, habrá vida eterna.
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