22 – NOVIEMBRE
Matutina: Marcos 6:45-51
Meridiana: Salmo 57
Vespertina: Mateo 7:7-11
UNA HISTORIA SOBRE LA ORACION
El mayor Allen Linberg, piloto de una fortaleza volante, cayó al mar con toda la tripulación que eran diez en total.
No pudimos tomar nada de la nave, solo tuvimos tiempo de meternos en un par de balsas. Todos estábamos bastante abatidos, contó el propio mayor, menos el sargento Alberto Hernández. Apenas nos acomodamos, este comenzó a orar fervorosamente. Al poco rato nos comunicó su seguridad de que Dios le había escuchado y que nos sacaría del trance.
A merced de las olas bajo el sol abrasador, con los labios resecos y la lengua hinchada, no podíamos acompañarle a él en sus cantos religiosos. A los tres días divisamos un islote, minutos después tres canoas navegaban hacia nosotros. Eran aborígenes australianos, le explicaron a Linberg que el día anterior, cuando iban a regresar con la pesca a su país, una fuerza misteriosa los dirigió hacia aquel islote, desde donde avistaron nuestras balsas. John Flavel dijo: “Dios se vale de la extrema necesidad del hombre para revelar su poder”. ¿Dudaremos nosotros de ese poder maravilloso?
-Мirtha Almeida
La duda nos impide ver contestada la oración.
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