26 – NOVIEMBRE

Matutina: 1 Pedro 4:12-16

Meridiana: Salmo 57

Vespertina: Lucas 7:11-16

COMPARTIR EL DOLOR AJENO

El sufrimiento es parte de la experiencia humana. Y para algunos es una condición que domina sus vidas. Desafortunadamente, son pocos los que escuchan y consuelan a los que sufren.

La mayoría, por naturaleza nos sentimos incómodos o no sabemos qué hacer cuando estamos cerca de los que están gravemente enfermos o de los que han perdido a un ser querido, o tienen algún otro problema. Tal vez preferimos hablar de temas más agradables. A veces interrumpimos las confidencias del que sufre para guiar la conversación hacia algo que nos parece optimista. Cuando alguien tiene un problema, a veces decimos: “No te preocupes, anímate, considera los aspectos positivos”, pero estas frases no significan lo mismo para el que sufre. Es como quitarle validez a sus sentimientos y esa persona puede pensar que es un error expresar su angustia.

La Biblia dice que debemos tener compasión de los demás. En Romanos 12:15, leemos: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. Si no podemos prestar otra ayuda, lo mejor que podemos hacer es escuchar y tratar de entender. Cuando escuchamos a los que sufren, les prestamos una gran ayuda y así cumplimos un importante aspecto de la ley espiritual de Dios.

-María R. Arias

Compartir el dolor ajeno traerá consuelo al afligido.