29 – NOVIEMBRE

Matutina: Hebreos 26:6-13

Meridiana: Salmo 57

Vespertina: Hebreos 12:1-4

¡ANÍMENLO!

Una gran humareda salía con furia del edificio, mientras un bombero solitario subía por una angosta escalera. Pocos escalones lo separaban de una niña que había quedado prisionera de las llamas, pero aun desde afuera la intensidad del calor parecía insoportable.

El riesgo era muy grande, y el bombero vacilaba. Abajo la gente se había amontonado, percibían que algo andaba mal, uno de los presentes gritó: “¡Anímenlo!” Cuando las voces de apoyo se elevaron, el bombero recobró su valor. Unos momentos después entró en el edificio y pudo salvar a la niña.

El poder del estímulo, ¡cuán grande es! Por eso, a ese hermano que lucha por engrandecer la obra de Dios, a ese que no escatima esfuerzos; a ese, que su tiempo, dinero y energía los usa para ayudar a otros, no lo critiquemos, no le pongamos obstáculos, no lo desanimemos. Mateo 26:6-13. Elevemos nuestras voces de apoyo a esos que se esfuerzan. ¡Anímenlos! Como le dijo el Señor a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres”. Josué 1:9.

-María R. Arias

Una palabra de estímulo a tiempo puede más que un hermoso discurso.