15 – FEBRERO
Matutina: Salmo 40:1-9
Meridiana: Salmo 2
Vespertina: Mateo 26:36-42
HÁGASE TU VOLUNTAD
El hombre que no ama a Dios, casi siempre suele rebelarse en la adversidad. Pero las vidas consagradas, aun cuando no entiendan, se someten a la santa voluntad de Dios. No podía Job entender lo que le sucedía, pero no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno, más bien dijo: “Sea el nombre de Jehová bendito”. ¡Cuánta bendición trae al alma aceptar la suprema voluntad!
Miriam Booth, la hija del fundador del Ejército de Salvación, era una mujer muy inteligente y capacitada. Comenzó la obra cristiana con gran éxito, pero muy pronto se vio impedida por una terrible enfermedad. Un amigo de la familia la visitó y le dijo: “¡Qué lástima que una mujer tan talentosa como usted se vea impedida por la enfermedad!” Ella le contestó con mucha sabiduría: “Es verdad que es muy hermoso hacer la obra de Dios, pero es mucho más grande y mejor aceptar su santa voluntad”.
Es posible que Él cambie tus planes; es posible, incluso, que tengas que renunciar a lo que más amas, o que te veas impedido cuando más animado estabas a luchar, pero que ninguna de estas cosas sea motivo de desánimo, porque Cristo nunca prometió un sendero fácil. “En el mundo tendréis aflicción, mas confiad…”
-Liccy Fuentes
El amor a Dios se manifiesta en el deseo de realizar su santa voluntad.
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