30 – OCTUBRE

Matutina: Romanos 5:6-8

Meridiana: Salmo 75

Vespertina: Isaías 53:3-6

UN SACRIFICIO INCOMPARABLE

Cuentan que un hombre que era el operario de un puente de tren que estaba sobre un río, acababa de abrir el puente que daba paso a una embarcación y se disponía a cerrarlo para darle paso a un tren que se oía en la distancia.

Justo en ese momento su hijo, que venía por el malecón, cayó al profundo río, casi al mismo tiempo el hombre oyó el silbido del tren que se acercaba cada vez más, él sabía que si abandonaba su puesto y no cerraba el puente el tren caería al río, si se lanzaba a salvar a su hijo, ¿qué debía hacer?

En agonía, mientras veía a su hijo ahogarse, permaneció en su puesto sintiendo gran dolor, el puente lentamente se cerró y el tren pasó a salvo, pero su hijo había perdido la vida.

Esta triste historia nos ilustra lo que sucedió en el Calvario. Como el padre de la historia, el Padre celestial sacrificó a su Hijo Jesús por nuestra salvación, cuán grande sacrificio, nunca olvidemos el costo de nuestra redención.

-Juan Daniel de la Vega

Ninguno de mis sufrimientos se asemejará a lo que Cristo sufrió por mí. ¡Ay de mí por quejarme! -John Piper