31 – OCTUBRE

Matutina: Levítico 16:1-16

Meridiana: Salmo 75

Vespertina: Hebreos 2:14-18

YOM KIPPUR

De todas las ofrendas del pueblo de Israel, ninguna parece haber tenido lugar de mayor importancia a la ceremonia conocida con el nombre hebreo Yom Kippur (Día de la Expiación).

Esta ceremonia pretendía establecer un medio justo por el cual podía un Dios enteramente santo habitar en medio de una nación de pecadores. Un elemento importante de este rito consistía en traer delante del Señor, dos machos cabríos, uno moría degollado y el sumo sacerdote esparcía la sangre sobre el propiciatorio, y siete veces delante del arca. El sacerdote y la gente que representa son pecadores, pero Dios ha hallado un medio por el cual Él puede estar con ellos en justicia; es por la sangre. He aquí un tipo precioso de la sangre de Cristo. Él también ha muerto por los pecadores. Resucitado, ha entrado, no a ningún tabernáculo hecho por el hombre, sino al cielo. Por virtud de su sangre derramada en la cruz, nuestro representante ha sido acepto, y todos los que confían tan sólo en su preciosa sangre son aceptos también. Este rito tenía que ser repetido cada año, porque la sangre de los animales nunca podía quitar el pecado. Era una redención anual. Cristo ha hecho por nosotros una redención eterna.

-Juan Daniel de la Vega

No hay nada más seguro e irrefutable en el tiempo o la eternidad

que lo que Jesús cumplió en el madero. -Oswald Chambers