La expansión del nuevo coronavirus en el mundo ha supuesto un período desafiante y triste para cada ser humano. El increíble aumento de las cifras de contagios y muertes es motivo de desvelo y preocupación en gran parte de la población mundial, lo que ha traído como consecuencia que cada vez más personas estén sumidas en la depresión y el terror, muchos centros de trabajo permanezcan cerrados, eventos postergados, las entidades educativas suspendan sus clases, gran cantidad de empresas en recesión y un extenso período de cuarentena obligatoria.

Ante esta dramática situación la Iglesia de Cristo ha acatado diligentemente las órdenes de los gobiernos y ha cerrado sus puertas con el fin de cuidar y salvaguardar la vida de sus feligreses. Por consiguiente, el altar devocional en cada hogar ha ocupado un lugar de suma importancia y, más que nunca, ha sido puesta a prueba la fe de los hijos de Dios. Los jóvenes no han quedado exentos de esta realidad y han sido especialmente afectados por ella, debido a las características y necesidades particulares de esta etapa de la vida.

La juventud de la Iglesia Soldados de la Cruz de Cristo fue sometida días atrás a un cuestionario que arrojó luz sobre cómo nuestros jóvenes han aprovechado esta etapa de encierro y las experiencias personales adquiridas en ella. Se encuestaron a más de 25 jóvenes de diferentes provincias de nuestro país, lo que significa una pequeña muestra de la juventud general, por lo que debemos aclarar que los resultados no son concluyentes ni podrían servir como norma general de la realidad de nuestra juventud; aun así consideramos conveniente compartir las experiencias como ejemplo a nuestros lectores.

Del total de encuestados, el 20% identificó este tiempo como poco provechoso para su vida y salud espiritual; por su parte, el 80% lo declaró como valioso y oportuno para acercarse a Dios, leer la Palabra y auto examinarse. Lo más sorprendente de estas respuestas es la lección de vida que testificaron recibir. Muchos reconocieron la vital importancia de desarrollar una muy estrecha relación personal con Dios y la Escritura como único sostén de la fe, la necesidad de la comunión los unos con los otros, el gran valor de los tiempos de paz y salud que Dios concede al hombre como dádiva y la realidad del eminente regreso del Señor Jesucristo a la Tierra.

Luego de este estudio, nos hemos sentido impulsados a escribir a nuestros jóvenes y alentarles a encontrar en la presencia de Dios el gozo y aliento diario para sus almas. No han sido pocas las iniciativas de muchos pastores, líderes e incluso los propios jóvenes de nuestra Iglesia, para mantener activos a nuestros muchachos, y queremos felicitar a todos los que de una manera u otra han sido parte de este mover. Sin embargo, no debemos ignorar la responsabilidad personal de cada creyente con su alma y recordar que la Iglesia es cada una de las personas que han creído en el mensaje del Evangelio y siguen a Cristo como sus discípulos.

Amado joven, tú eres la Iglesia de Cristo, así lo declara la escritura en 1 Pedro 2:5, y Lucas nos introduce a la primera Iglesia de una manera clara y extraordinaria en Hechos 2:42: “…y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y las oraciones”. Partiendo de esta descripción, es posible señalar algunos consejos prácticos para que nuestros jóvenes puedan seguir creciendo espiritualmente durante esta cuarentena:

1. Persevera en la enseñanza: Para la primera Iglesia la enseñanza Bíblica fue primordial y hoy día sigue siendo el principal empeño de toda la Iglesia de Cristo. Aunque, ante esta realidad mundial ha sido necesario reformular la manera de transmitir el mensaje de salvación y mantener la comunión entre los creyentes, la Iglesia ha continuado activa en sus actividades a través de las redes sociales, cadenas de oración y programas radiales. Esta cuarentena no es un período de vacaciones, sino un tiempo de resguardo y precaución frente a la emergencia que azota al mundo y que requiere toda nuestra diligencia. Es necesario, por tanto, asirnos de las riquezas espirituales que estén a nuestro alcance. Tal vez no puedas acceder a los recursos que la Iglesia ha provisto a través de la internet, entonces te exhortamos a estudiar la Palabra de Dios con tu familia, medita en las escrituras en oración, lee un libro que edifique tu alma, tómate un tiempo para ver una película cristiana recomendada por tus líderes y sigue las iniciativas que tus pastores indiquen para tu congregación. Estos pueden ser medios útiles para nuestro crecimiento en tiempos como los que nos ha tocado enfrentar.

2. Persevera en la comunión: Este tiempo puede ser muy propicio para recuperar la comunión familiar. En un mundo agitado en que el trabajo, la escuela, estudio, tareas, las tecnologías, nos roban el tiempo para conectar con la familia, esta pausa obligatoria puede ser muy provechosa para ayudarnos a reconectar con los nuestros y fortalecer la unidad y la intimidad alrededor del evangelio. Aprovecha este período para dedicarle tiempo a tus hermanos, fortalecer su fe y permitirles que fortalezcan la tuya; acuérdate de los más necesitados, alienta a los débiles, ora por ellos y sé creativo con tu tiempo devocional en familia. No permitas que las tecnologías te roben este invaluable momento.

3. Persevera en la oración: La importancia de la oración es conocida por cada creyente. Es necesario venir a los pies del Señor para mantener viva nuestra fe y alejar todo temor que pudiera ocasionar esta enfermedad. Pero no solo debemos orar por nuestras necesidades sino también por la de nuestros hermanos en la fe y el mundo en general. Este tiempo nos invita a cultivar nuestra vida de oración familiar y comunitaria. Toma tiempo para orar a solas y en familia por los miembros de tu Iglesia, por tus pastores, líderes y los gobernantes. Realiza una llamada, regálale una plegaria a quien lo necesite: que la oración sea la constante actitud de tu corazón.

Que como la Iglesia, primitiva la juventud cristiana pueda perseverar en el bien hacer, redimiendo el tiempo, como declara la escritura, porque los días son malos. Querido amigo, aprovecha estos días para tu crecimiento y fe. La Palabra para todo joven es: PERSEVERA…