7 – ENERO

Matutina: Salmo 96

Meridiana: Salmo 3

Vespertina: Salmo 150

ADORACIÓN

En la Palabra de Dios encontramos muchas exhortaciones a adorar a Dios. La adoración resume el deber del cristiano puesto que puede expresarse mediante la oración, sacrificio, ofrenda, alabanza, ayuno, acción de gracias, servicio y todo aquello que compone la vida del verdadero siervo de Dios.

El Salmo 96 es un llamado para que toda la tierra adore, exalte y bendiga el nombre de Jehová, pero no una alabanza sin sentido sino la que es producto de un corazón complacido en Dios por todas sus obras y, sobre todo, por lo que Él es. Es imposible adorar a Dios si no le conocemos. Es necesario, por tanto, dirigir cada vez más nuestra atención en conocer los atributos de Dios. Su omnisciencia y poder, su santidad y amor deben ser nuestro tema más referido. Solo así podremos vivir postrados en adoración.

La adoración a Dios y al Cordero es la esencia misma de la vida celestial (Apocalipsis15:3). Si tenemos el cielo como la coronación de nuestras aspiraciones y si nuestra mira debe estar puesta hacia allí, cómo no vivir adorando a Dios por todo lo que es en sí mismo y pedir a voz en cuello lo que deseara el siervo Moisés: ¡Dios, quiero ver tu gloria!

–Diana R. Díaz

La sincera devoción nos guía a la verdadera adoración.