1 – FEBRERO
Matutina: Colosenses 3:4-10
Meridiana: Salmo 2
Vespertina: Romanos 12:14
¿CÓMO PUEDE UNA BOCA BENDECIR Y MALDECIR?
Con nuestra boca bendecimos y glorificamos a nuestro padre celestial por las bendiciones derramadas en cada una de nuestras vidas. Con nuestra boca lo ensalzamos y glorificamos en nuestras plegarias, ya sean en su casa o en la nuestra. Con nuestra boca testificamos lo que hace por nosotros cada día porque nos sentimos agradecidos.
Casi que, sin tener que recurrir al diccionario, hasta una analfabeta si le preguntamos qué significa la palabra maldecir nos responderá. Decir mal o desear el mal. Pues, entonces, ¿cómo puede la boca que bendice a Dios desearle el mal a un semejante?
No importa cuánto mal nos haga alguien, no estamos capacitados para maldecirle. Por el contrario, “bendecid y no maldigáis” nos dice el Señor en su Palabra. En el capítulo tres del libro de Santiago, en los versículos del nueve al doce, nos dice “con ella (la lengua) bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres los cuales son hechos a la misma semejanza de Dios”.
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, no conviene que estas cosas sean así hechas.
Así, una misma fuente no puede hacer agua dulce y salada.
-Minerva G. Acanda
Bendice y no maldigas para que seas llamado un verdadero hijo de Dios.
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