11 – FEBRERO

Matutina: 2 Timoteo
2:1-7

Meridiana: Salmo 2

Vespertina: Isaías 6

PORQUE ÉL ES SANTO

“Sed santos, porque Yo soy santo” (1 Pedro 1:16). La santidad para el hijo de Dios no es opcional, es un resultado de nuestra filiación al Padre. Porque Él es un Dios santo, demanda que los que son llamados hijos suyos también lo sean. Cuenta una historia que Alejandro Magno se enteró un día que en su ejército había un soldado que se llamaba Alejandro. En una ocasión, se dirigió a él de esta forma: “Joven, o usted se comporta como debe ser, o se cambia el nombre”.
Hermano, o te comportas como hijo de Dios, o dejas de llamarte así. Ser cristiano, decía nuestro fundador, es ser semejante a Cristo. El título de cristiano o hijo de Dios no es para cualquier persona, solo para aquellos que verdaderamente andan como Él anduvo. La santidad es libertad de pecado, libertad del dominio del pecado, del poder opresor del pecado, de tal manera que ahora caminamos como hijos de luz, siguiendo las pisadas del Maestro, respondiendo a su amor y misericordia con una vida que, aunque imperfecta aún, se esfuerza cada día por ser  semejante a Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Hermano, camina en santidad cada día de tu vida, porque como Aquel que te llamó es santo, así Él te ordena que seas santo.

-Antonio Corrales e 

Tu santidad es la respuesta reverente a Aquel que dio su sangre por ti.