En la medida que la Iglesia fue tomando forma en Cuba, se hizo necesaria la ampliación de los locales destinados a la administración, pues el número de los feligreses crecía, los trabajos de edición del material evangelístico aumentaban y se requería con urgencias una escuela elemental de formación de discípulos. Todo ello propició un viaje del fundador por la costa norte occidental en busca de un lugar apropiado. Fue la casi deshabitada Playa Baracoa de entonces el lugar elegido donde se asentó la Dirección Central el 13 de julio de 1942. La dirección específica del lugar era: Manzana número uno, Reparto Truffin, Finca El Doctor, Playa Baracoa, Término Municipal de Bauta; aunque la dirección que ha trascendido en la actualidad es: Calle 166, número 515, Playa Baracoa, Bauta, Provincia Artemisa. Este apreciado lugar funcionó durante décadas como Oficina Central de la Iglesia Bando Evangélico Gedeón.
Pudiéramos describir el sitio escogido en aquel entonces como un lugar con serias limitantes para la vida. A modo de ilustración podemos decir que una de las cosas más esenciales, el agua potable, había que buscarla en chalupas o botes a través de un río que pasa por el frente de la propiedad, en un manantial que se hallaba hacia la parte sur del río. Los fundadores solo alcanzaron construir el lugar con materiales muy rústicos, yaguas, guano, madera de palma real, etc. Estas edificaciones desaparecieron en una ocasión a causa de un incendio. Se reconstruyeron y fueron arreglándose con el paso de los años. En el momento en el que dejó definitivamente sus funciones como Oficina Nacional todavía era un humilde lugar, en su mayoría de bloques y placa, aunque aún algunas de sus dependencias eran de tabla de palma, teja y fibrocemento. No sería sino hasta el 12 de agosto de 1992 cuando se reconstruiría con la hermosa y sólida estructura que mantiene hasta el día de hoy.
La Escuela Nacional de Teología fue fundada en Playa Baracoa en 1945, mientras se desempeñaba en la dirección de la Iglesia el apóstol fundador Daddy John. Esta institución comenzó como “Escuela Preparatoria de Discípulos”. Años después, uno de nuestros misioneros -llamado José Celedonio Duménigo Fabregat- estableció el Seminario con el propósito de preparar los futuros pastores. Se lo recuerda como un hombre de alta estatura, grueso, aunque elegante. De nariz fina, de labios gruesos, pelo negro, piel muy blanca. De sonrisa fácil y muy entusiasta. Este siervo de Dios recogió las ideas del Ob. Ángel Estrada y transformó la antigua escuela. En el mes de septiembre de 1980 su sueño fue convirtiéndose en realidad, y el Seminario inició su primer curso por encuentros; después con alumnos internos en la Playa Baracoa, en otro septiembre, pero del año 1982.
Al mencionar esta obra resalta la muy firme y valiosa actividad desempeñada por el mencionado varón de Dios. A veces los seminaristas descendían de las habitaciones donde dormían en avanzadas horas de la noche, y en la antigua Oficina se encontraban a Duménigo ante una vieja máquina de escribir preparando clases. Muchos desvelos e incomprensiones marcaron la minoría de edad del Seminario, pero éste iniciador se dispuso con mucha voluntad a conseguir los materiales necesarios para esta gigante tarea. Haciendo caminos al andar, unas veces en el comedor de la Oficina, otras en la Oficina misma, otras en un cuartito pequeño, pero siempre las clases se impartieron. Con el paso de los años y el apoyo de la Dirección Nacional, aquella obra tomó cuerpo, y goza hoy del prestigio y la admiración de toda la feligresía. Pero a “Dumbo”, como cariñosamente le decían, le cupo el alto honor de ser el iniciador del movimiento educacional en la Iglesia. Su carisma y gracia personal, fueron arrebatadas por un trágico accidente acontecido en territorio chileno cuando iniciaba su labor misionera por el sur de América.